Cómo aprendemos a ponerle género a la música
Si bien las notas musicales o los instrumentos, en sí mismos no tienen características de género, la forma en que se utilizan sí está marcada por el género. Exactamente igual que los colores: no hay nada intrínsecamente femenino en el rosa, ni algo esencialmente masculino en el azul. Su codificación como “de niña” o “de niño” viene dada por el uso social que se hace de ellos.
Una de las formas en que aprendemos a asociar el género a la música es a través de su relación con otras fórmulas en las que los estereotipos de género son más obvios. Por ejemplo, como parte de una narrativa audiovisual en los videoclips, las películas o, en nuestro ejemplo, los dibujos animados.
En este vídeo se analizan dos cabeceras de series muy conocidas de dibujos animados destinadas a público preescolar. Veremos cómo los niños y niñas de muy corta edad van interiorizando los códigos de género asociados a la música.