“Sé un hombre”
“Los hombres no lloran/dudan/tienen miedo”. Esta frase nos puede parecer un cliché, algo que se dice en las películas pero que, en la vida real ya no se da. O, al menos, que hoy en día es algo que ya está superado. Sin embargo, no es así. Y menos aún entre los chicos adolescentes. Hasta qué punto está presente esta definición de lo que significa la masculinidad y los efectos que tiene a corto y largo plazo entre los hombres nos lo cuenta el estupendo documental “The Mask You Live In” (“La máscara en la que vives”).
Aunque el vídeo nos habla de la situación en los Estados Unidos, la mayor parte de las cuestiones que se plantean pueden aplicarse sin dificultad a España. Las estadísticas de nuestro país coinciden con las estadounidenses en cuanto a que también es mayor el índice de suicidios por parte de los chicos, el número de hombres que cometen delitos supera con creces al de las mujeres y la población reclusa española es fundamentalmente masculina.
Y tampoco resulta difícil identificar la similitud entre los modelos de masculinidad imperante. Ya no es necesario decir “los hombres no lloran” (aunque aún se dice, y a niños muy pequeños), porque simplemente los ejemplos de “hombre de éxito” que se ponen al alcance de los chicos refuerzan esa idea:
Son tipos duros, serios, que tienen todo bajo control, que resuelven sus problemas por sí mismos, que no necesitan de nadie y, sobre todo, que se hacen respetar.
El problema de esta descripción es que puede servir para algún héroe de la pantalla, pero no responde a las necesidades y sentimientos de los chicos en la vida real. En este modelo brillan por su ausencia la empatía, los cuidados, la vulnerabilidad o la fragilidad, características que se siguen asociando a lo femenino, especialmente en su expresión más “pura”: lo maternal. Cuando los chavales intentan emular a este hombre ideal, deben huir de todo lo que pueda interpretarse como una muestra de debilidad (todo lo “femenino”), puesto que nadie respeta a un hombre débil (y no lo decimos nosotras, nos los dicen los chicos del documental y nos lo dicen muchos alumnos en las aulas de los institutos).
Pero, si tienes 13, 14 ó 15 años, es muy difícil sentir que lo tienes todo bajo control y que no necesitas a nadie. En esta etapa de tu vida te sientes especialmente vulnerable, todo te genera muchas dudas y estás entrando en un terreno desconocido en el que sales de la “zona de confort” de la niñez para pasar poco a poco a ser una persona adulta. Es fácil, sin embargo, que para lograr ese objetivo último de “hacerte respetar” el único recurso disponible que tengas es la violencia.
Y es que es muy fácil confundir respeto con miedo. Y es mucho más sencillo dar miedo que infundir respeto.
En “The Mask You Live In” también veremos cómo la violencia y la agresividad son actitudes que los chicos van aprendiendo a considerar aceptables y legítimas y que, muchas veces, consideran las mejores herramientas para “ser hombres”. Este documental es duro en muchas ocasiones pero, sobre todo, es muy ilustrativo del daño que los estereotipos sobre la masculinidad hacen a los chicos en particular y a toda la sociedad en general.
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